Capitulo 1
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Capitulo 1
Capitulo 1- El comienzo de este juego
1- Jared lleva a Amanda a la escuela, introducción de la historia.
2- Amanda conoce a Daniel
1- Jared lleva a Amanda a la escuela, introducción de la historia.
2- Amanda conoce a Daniel
Ese primero de septiembre, para Amanda; fue el primer día del resto de su vida. No tenía idea de cuantas cosas iban a cambiar después de eso.
Se quedó unos segundos mirando al frente, sin parpadear y aguantando un poco la respiración. Por algún motivo, volver al instituto le generaba ansiedad. Sin importar cuán adulta fuese, luego de unas largas vacaciones en Roma, a su padrastro y la prometida de este, la idea de estar rodeada de sus compañeros de clase sonaba algo extraño en su cabeza.
— Ya, sal del auto — le ordenó Jared, su padrastro. Él y su prometida, Annie eran lo único que a Amanda le quedaba en la vida. Bueno, ellos y sus primas, las hermanas Wilson, quienes eran la familia directas. Sangre de su sangre; como quien dice. Compartían el mismo apellido paterno, puesto que el padre de las Wilson y el difunto padre de Amanda eran hermanos. Sin embargo, cuando la madre de Amanda se casó por segunda vez, ( unos seis u ocho meses después de haber enviudado) la chica se vio obligada a adoptar el apellido de su padrastro: Dylan.
Amanda suspiró apesadumbrada mientras se quitaba el cinturón de seguridad, a continuación abrió la puerta del copiloto y bajó. Por su parte Jared hizo lo propio para luego dirigirse al maletero del automóvil y sacar el equipaje de su hijastra.
— ¡Vamos, cariño alégrate!— dijo Jared sonriendo — Creí que te gustaba lo que estudiabas — él le pasó su bolso y su maleta
— Si... pero es un largo año — comentó ella — ¿En serio no puedo volver a Roma? O al menos volver a casa… ¿Papá, no podría... no sé, tener una especie de inmunidad diplomática que me permita volver a casa al final de la jornada? Ya sabes, como cuando iba a la escuela…— dijo ella— O podría tener mi propio departamento y…—
— ¿Podrías comportarte como la mujercita que eres? — Bromeó Jared—Sabes muy bien que no— Esta vez habló serio— No es bueno para ti estar sola, ya no paso tanto tiempo en casa…—
Jared había intentando hablar con el mayor tacto posible, pero Amanda estaba muy clara de a lo que se refería con aquello de que no era bueno que viviera sola. No hacía falta que le explicaran con más detalle la razón por la que paso su verano en Roma. Había sido una especie de terapia para su episodio depresivo de comienzos de año. Tenía una larga cicatriz en el brazo que sería un recuerdo permanente de aquello.
—En fin — dijo ella encogiéndose de hombros — tenía que intentarlo una última vez.
— Ven aquí, linda... — Dijo Jared extendiendo sus brazos — Abraza a tu padre y despídete — dijo Jared riendo suavemente, ella le dio un fuerte abrazo, pero sin ganas, quería dar media vuelta y entrar nuevamente al auto, pero se contuvo. Se alejó de su padrastro una vez que se despidieron, enseguida ella caminó hacia la entrada de la residencia del instituto arrastrando sus pies.
— ¡Nos vemos el fin de semana, linda; te lo prometo! ¡Iremos al cine! — dijo él desde lejos, varios curiosos se volvieron y algunos sonrieron. Quizás encontraron tierno ver a un padre despidiendo a su hija universitaria, Amanda por su parte simplemente le sonrió débilmente y se despidió con la mano mientras caminaba hasta perderse entre tanta gente.
Al cabo de algunos días, y Amanda logró tener un poco de privilegio al ser una de las pocas que no tenía que compartir habitación. A pesar de que la prima de Amanda, Ginevra, era una de las mayores benefactoras de este campus, al no portar el mismo apellido, las personas no pensaban en ella como una enchufada, más bien solo como un bicho raro, y quizás esa era una de las razones por la cual sus compañeros trataban de evitarla en su mayoría. Para ella esto era lo mejor, pues no era la más dada a hacer amigos.
Los rumores la habían seguido por pasillos desde que era una estudiante de primaria. Eran tan absurdos como un mito urbano. Uno de esos era: que ella asesinó a sus padres biológicos porque estaba enamorada de su padrastro, se decía que ella hizo de celestina para que su madre se casara con Dylan para así tenerlo a su lado, unos años después, ella misma mató a su madre presa de los celos. También se decía que había planeado el asesinato de su padre para que su madre pudiese estar con Jared. Pero todos esos rumores eran sólo eso, rumores, rumores tan absurdos que Amanda fingía no prestar atención, pues ni siquiera tenían coherencia.
La tarde del viernes de la primera semana Amanda se saltó la clase de Historia del Arte. Apenas se dio cuenta de que tenía que pasar algunas horas escuchando la perorata de su profesora acerca de los griegos, se excuso diciendo que tenía algo de fiebre y que iría a la enfermería del campus. En un primer momento le pareció que se iría a su habitación, pero luego se quedó pensando en lo poco que le apetecía mirar el techo y decidió que después de todo si iría a la enfermería, pues una de las pocas personas con las que le gustaba charlar era la anciana enfermera, la señora Collins.
El doctor Daniel James había conseguido unas horas como medico en la enfermería del campus, aprovechando sus conexiones. Como este joven doctor estaba recién titulado, no tenía como ganar experiencia previa a buscar un mejor trabajo; por lo que acepto este empleo sin pensarlo dos veces. Sin embargo, el trabajo ahí no era mucho, casi siempre se trataban de chicas que iban por saltarse una clase o que estaban tan asustadas por los exámenes que pensaban que las nauseas y la ansiedad que sufrían eran síntomas de embarazo... O en su defecto, chicos con lesiones leves deportivas.
Ese día no era la diferencia, entraron en la enfermería esa mañana dos chicas por saltarse deportes, una de ellas le había dejado su número telefónico, pero él no estaba dispuesto a llamarla en realidad, pues las pelirrojas, no eran su tipo. Daniel era más selecto, prefería a las rubias.
Se dejo caer hacía atrás en la silla y le envió un mensaje al privado de Ginerva Wilson, que era la benefactora de la universidad, sabía que pronto será la iniciación de la hermanita menor de la directora y no planeaba perdérmela por nada del mundo, aunque esta estuviera saliendo con su mejor amigo y mentor. Sabía que esta relación en particular no iba a durar, él tenía cierta debilidad por la carne fresca y ella era una chica descarriada que le gustaba recibir atenciones de un tipo tan importante. Seguro Freud podría sacar una buena conclusión de eso. Para él las iniciaciones eran la mejor parte de ser un miembro de La Sociedad de las Mariposas, además, escuchó que esa iniciación en particular sería abierta de sexos, lo cual le parecía algo muy divertido.
Estaba perdido en sus pensamientos cuando la puerta de la enfermería se abrió de pronto y lo primero que vio fueron unas largas y bonitas piernas apenas cubiertas por una falda de color rosa chicle. La chica llevaba una camiseta negra que le dejaba descubierto el hombro. Su cabello rubio salía de un moño flojo y tenía algo en su rostro que le resultaba vagamente familiar, aunque no estaba seguro de qué era.
Por su parte, Amanda Dylan, que estaba frente a él observándolo detenidamente con una expresión interrogante, se encontraba sorprendida al no ver a la anciana señora Collins. En su lugar estaba un joven de bata blanca, ojos azules y cabello castaño oscuro. Su piel era blanca como la leche y su rostro era asimétrico y varonil. Pese a su mediana estatura, ella no podía evitar pensar lo guapo que era. También se fijo, que él llevaba tatuaje , que al comienzo no pudo distinguir bien, pero luego se dio cuenta de que se trataba de una mariposa en su mano izquierda a la altura de la muñeca casi cerca de la palma de su mano. Era muy parecido a aquel símbolo distintivo que pertenecía a La Sociedad. Ella no entendía porque su padre, bueno, Jared, se empeñaba en querer que Amanda también fuese parte de esa sociedad, cuando ni siquiera Thalía, la prometida de este, estaba enterada al respecto.
—« ¿qué es eso? ¿Qué se hace ahí? ¿Tontas reuniones de té y bailes de mascaras como lo hacían en siglos pasados?» — se preguntaba ella constantemente.
Lo cierto era que a Amanda nunca le han explicado que significaba ser parte de esa sociedad, sólo que en algún momento ella debía formar parte de ese grupo de elite, como si fuese la realeza. Sin embargo, Amanda pensaba que la verdadera realeza era una sola y viven en el palacio de Buckingham… otra real ridiculez, hace mucho tiempo que la democracia domina en el país aunque no se notara, según sus pensamientos.
Sacudió la cabeza y volvió a la realidad para seguir con su plan original, al ver a ese doctor, se había distraído un poco
Se quedó unos segundos mirando al frente, sin parpadear y aguantando un poco la respiración. Por algún motivo, volver al instituto le generaba ansiedad. Sin importar cuán adulta fuese, luego de unas largas vacaciones en Roma, a su padrastro y la prometida de este, la idea de estar rodeada de sus compañeros de clase sonaba algo extraño en su cabeza.
— Ya, sal del auto — le ordenó Jared, su padrastro. Él y su prometida, Annie eran lo único que a Amanda le quedaba en la vida. Bueno, ellos y sus primas, las hermanas Wilson, quienes eran la familia directas. Sangre de su sangre; como quien dice. Compartían el mismo apellido paterno, puesto que el padre de las Wilson y el difunto padre de Amanda eran hermanos. Sin embargo, cuando la madre de Amanda se casó por segunda vez, ( unos seis u ocho meses después de haber enviudado) la chica se vio obligada a adoptar el apellido de su padrastro: Dylan.
Amanda suspiró apesadumbrada mientras se quitaba el cinturón de seguridad, a continuación abrió la puerta del copiloto y bajó. Por su parte Jared hizo lo propio para luego dirigirse al maletero del automóvil y sacar el equipaje de su hijastra.
— ¡Vamos, cariño alégrate!— dijo Jared sonriendo — Creí que te gustaba lo que estudiabas — él le pasó su bolso y su maleta
— Si... pero es un largo año — comentó ella — ¿En serio no puedo volver a Roma? O al menos volver a casa… ¿Papá, no podría... no sé, tener una especie de inmunidad diplomática que me permita volver a casa al final de la jornada? Ya sabes, como cuando iba a la escuela…— dijo ella— O podría tener mi propio departamento y…—
— ¿Podrías comportarte como la mujercita que eres? — Bromeó Jared—Sabes muy bien que no— Esta vez habló serio— No es bueno para ti estar sola, ya no paso tanto tiempo en casa…—
Jared había intentando hablar con el mayor tacto posible, pero Amanda estaba muy clara de a lo que se refería con aquello de que no era bueno que viviera sola. No hacía falta que le explicaran con más detalle la razón por la que paso su verano en Roma. Había sido una especie de terapia para su episodio depresivo de comienzos de año. Tenía una larga cicatriz en el brazo que sería un recuerdo permanente de aquello.
—En fin — dijo ella encogiéndose de hombros — tenía que intentarlo una última vez.
— Ven aquí, linda... — Dijo Jared extendiendo sus brazos — Abraza a tu padre y despídete — dijo Jared riendo suavemente, ella le dio un fuerte abrazo, pero sin ganas, quería dar media vuelta y entrar nuevamente al auto, pero se contuvo. Se alejó de su padrastro una vez que se despidieron, enseguida ella caminó hacia la entrada de la residencia del instituto arrastrando sus pies.
— ¡Nos vemos el fin de semana, linda; te lo prometo! ¡Iremos al cine! — dijo él desde lejos, varios curiosos se volvieron y algunos sonrieron. Quizás encontraron tierno ver a un padre despidiendo a su hija universitaria, Amanda por su parte simplemente le sonrió débilmente y se despidió con la mano mientras caminaba hasta perderse entre tanta gente.
Al cabo de algunos días, y Amanda logró tener un poco de privilegio al ser una de las pocas que no tenía que compartir habitación. A pesar de que la prima de Amanda, Ginevra, era una de las mayores benefactoras de este campus, al no portar el mismo apellido, las personas no pensaban en ella como una enchufada, más bien solo como un bicho raro, y quizás esa era una de las razones por la cual sus compañeros trataban de evitarla en su mayoría. Para ella esto era lo mejor, pues no era la más dada a hacer amigos.
Los rumores la habían seguido por pasillos desde que era una estudiante de primaria. Eran tan absurdos como un mito urbano. Uno de esos era: que ella asesinó a sus padres biológicos porque estaba enamorada de su padrastro, se decía que ella hizo de celestina para que su madre se casara con Dylan para así tenerlo a su lado, unos años después, ella misma mató a su madre presa de los celos. También se decía que había planeado el asesinato de su padre para que su madre pudiese estar con Jared. Pero todos esos rumores eran sólo eso, rumores, rumores tan absurdos que Amanda fingía no prestar atención, pues ni siquiera tenían coherencia.
La tarde del viernes de la primera semana Amanda se saltó la clase de Historia del Arte. Apenas se dio cuenta de que tenía que pasar algunas horas escuchando la perorata de su profesora acerca de los griegos, se excuso diciendo que tenía algo de fiebre y que iría a la enfermería del campus. En un primer momento le pareció que se iría a su habitación, pero luego se quedó pensando en lo poco que le apetecía mirar el techo y decidió que después de todo si iría a la enfermería, pues una de las pocas personas con las que le gustaba charlar era la anciana enfermera, la señora Collins.
El doctor Daniel James había conseguido unas horas como medico en la enfermería del campus, aprovechando sus conexiones. Como este joven doctor estaba recién titulado, no tenía como ganar experiencia previa a buscar un mejor trabajo; por lo que acepto este empleo sin pensarlo dos veces. Sin embargo, el trabajo ahí no era mucho, casi siempre se trataban de chicas que iban por saltarse una clase o que estaban tan asustadas por los exámenes que pensaban que las nauseas y la ansiedad que sufrían eran síntomas de embarazo... O en su defecto, chicos con lesiones leves deportivas.
Ese día no era la diferencia, entraron en la enfermería esa mañana dos chicas por saltarse deportes, una de ellas le había dejado su número telefónico, pero él no estaba dispuesto a llamarla en realidad, pues las pelirrojas, no eran su tipo. Daniel era más selecto, prefería a las rubias.
Se dejo caer hacía atrás en la silla y le envió un mensaje al privado de Ginerva Wilson, que era la benefactora de la universidad, sabía que pronto será la iniciación de la hermanita menor de la directora y no planeaba perdérmela por nada del mundo, aunque esta estuviera saliendo con su mejor amigo y mentor. Sabía que esta relación en particular no iba a durar, él tenía cierta debilidad por la carne fresca y ella era una chica descarriada que le gustaba recibir atenciones de un tipo tan importante. Seguro Freud podría sacar una buena conclusión de eso. Para él las iniciaciones eran la mejor parte de ser un miembro de La Sociedad de las Mariposas, además, escuchó que esa iniciación en particular sería abierta de sexos, lo cual le parecía algo muy divertido.
Estaba perdido en sus pensamientos cuando la puerta de la enfermería se abrió de pronto y lo primero que vio fueron unas largas y bonitas piernas apenas cubiertas por una falda de color rosa chicle. La chica llevaba una camiseta negra que le dejaba descubierto el hombro. Su cabello rubio salía de un moño flojo y tenía algo en su rostro que le resultaba vagamente familiar, aunque no estaba seguro de qué era.
Por su parte, Amanda Dylan, que estaba frente a él observándolo detenidamente con una expresión interrogante, se encontraba sorprendida al no ver a la anciana señora Collins. En su lugar estaba un joven de bata blanca, ojos azules y cabello castaño oscuro. Su piel era blanca como la leche y su rostro era asimétrico y varonil. Pese a su mediana estatura, ella no podía evitar pensar lo guapo que era. También se fijo, que él llevaba tatuaje , que al comienzo no pudo distinguir bien, pero luego se dio cuenta de que se trataba de una mariposa en su mano izquierda a la altura de la muñeca casi cerca de la palma de su mano. Era muy parecido a aquel símbolo distintivo que pertenecía a La Sociedad. Ella no entendía porque su padre, bueno, Jared, se empeñaba en querer que Amanda también fuese parte de esa sociedad, cuando ni siquiera Thalía, la prometida de este, estaba enterada al respecto.
—« ¿qué es eso? ¿Qué se hace ahí? ¿Tontas reuniones de té y bailes de mascaras como lo hacían en siglos pasados?» — se preguntaba ella constantemente.
Lo cierto era que a Amanda nunca le han explicado que significaba ser parte de esa sociedad, sólo que en algún momento ella debía formar parte de ese grupo de elite, como si fuese la realeza. Sin embargo, Amanda pensaba que la verdadera realeza era una sola y viven en el palacio de Buckingham… otra real ridiculez, hace mucho tiempo que la democracia domina en el país aunque no se notara, según sus pensamientos.
Sacudió la cabeza y volvió a la realidad para seguir con su plan original, al ver a ese doctor, se había distraído un poco
Re: Capitulo 1
— « le pediré las famosas pastillas y enseguida me iré de la escuela de la misma forma que siempre lo he hecho»— pensó ella sin dejar de mirar a Daniel— tengo un fuerte dolor de cabeza y quiciera una aspirina por favor – le dijo sin demostrar nerviosismo
— No me diga, señorita... ¿Cuál es su nombre? — Prosiguió— Bueno, el que sea ¿Se escapó de su clase de educación física? — Preguntó riéndose
—No, sólo no fui a clases porque no me siento bien y no era deporte , era Historia del Arte— respondió Amanda seriamente.
Daniel no dejaba de observar a Amanda, y es que ella le estaba atrayendo de una manera inexplicable, llegando al punto de admitir en sus fueros internos que esa chica , cuyas facciones aniñadas lo turbaba de una manera animal. Su primer pensamientos sobre ella era atarla y llevarla a su cama, era algo que no podía evitar
— ¿Ah y es razón suficiente para faltar a clases? — se burló él.
— no lo se, usted es el doctor, usted dígame — contestó ella. Daniel no supo que decir. Sacó un par de aspirinas, las ultimas de ese paquete y comenzó a jugar con ellas entre sus manos
— No me diga, señorita... ¿Cuál es su nombre? — Prosiguió— Bueno, el que sea ¿Se escapó de su clase de educación física? — Preguntó riéndose
—No, sólo no fui a clases porque no me siento bien y no era deporte , era Historia del Arte— respondió Amanda seriamente.
Daniel no dejaba de observar a Amanda, y es que ella le estaba atrayendo de una manera inexplicable, llegando al punto de admitir en sus fueros internos que esa chica , cuyas facciones aniñadas lo turbaba de una manera animal. Su primer pensamientos sobre ella era atarla y llevarla a su cama, era algo que no podía evitar
— ¿Ah y es razón suficiente para faltar a clases? — se burló él.
— no lo se, usted es el doctor, usted dígame — contestó ella. Daniel no supo que decir. Sacó un par de aspirinas, las ultimas de ese paquete y comenzó a jugar con ellas entre sus manos
Última edición por Talita el Lun Mar 07, 2016 3:28 am, editado 1 vez
Talita- Admin
- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 14/12/2015
Re: Capitulo 1
Amanda estiró la mano sin decirle nada para recibir las pastillas pero él no se las daba, ella suspiró entre dientes bastante molesta – supongo – respondo sin apartar su mano con la palma hacia arriba – ¿me dará las pastillas o deberé retirarme con una queja en dirección? — Le amenazó — Creo que mi prima, que es una de las benefactoras de la universidad, no estará muy feliz de saber que el nuevo doctor es ineficiente.
«De acuerdo, lo admito, no tenia que tratarlo así, pero me urge trepar ese árbol junto a la pared del patio trasero para perderme por horas en aquel laburito»— pensó ella
— Ah ¿Eres prima de Ginny? — Le dijo Daniel, para que sepa que había confianza con ella— Soy un amigo personal suyo... —Le sonrió— y en primer lugar, debe usted calmarse, señorita... Como-se-llame, no puede vivir así de estresada ¿Puedo sugerirle un masaje? — Se burló, pero le dio las aspirinas finalmente.
Amanda lo fulminó con la mirada ante el comentario del masaje — Gracias — dijo ella en un tono seco, luego, se alejó y caminó hasta la puerta.
— ¿A dónde piensa ir con tanta prisa? — preguntó Daniel deteniéndola al hablar. Enseguida hace un ademán para indicarle que tome asiento— Ahora estamos llenando informes por cada estudiante que viene acá... Y además, igual te vas a saltar la clase — Le informó con una sonrisa triunfante— Así que póngase cómoda, le haré algunas preguntas...
Ella lo miró con los ojos entre cerrados mientras volvía acercarse al escritorio, no le importaba en absoluto que aquel doctor de pacotilla fuese amigo de sus primas o del mismísimo papa.
Volvió a fulminar con los ojos pero el corazón le dio un brinco cuando escuchó que debía anotar cada vez que alguien llegaba a ese despacho , de haberlo sabido, simplemente pasaría de largo y se iría. Se cruzo de brazos y piernas cuando se sentó y lo miró fríamente en una postura desafiante.
– ¿Es necesario esto? ¿Y sí sólo hace la vista gorda y yo sigo con mi plan? Así cada uno en paz — sugirió ella
— Es que temo que si te dejo ir en paz, no vuelvas por aquí y no puedo admirar tus bonitas piernas— le aclaró el doctor descaradamente ; enseguida tomó una libreta y un lápiz e hizo como si fuese anotar sus preguntas — Nombre y edad... Estado civil... ¿A dónde quieres ir con tanta prisa, pequeña?— Preguntó el doctor — ¿Te está esperando alguien? — Dejó a un lado la libreta con las preguntas y se dedico simplemente a mirarla— No tienes pinta de haberte saltado la clase solo por gusto...-
— «Oh, así que era eso, se estaba burlando de mí, bien dos podían jugar a este juego.»— pensó ella con una leve sonrisa. Lo miró por un momento mientras jugueteaba con la punta de su cabello y luego rodeó los ojos como pensando en las respuestas — tengo 20 años— dijo contando con los dedos — em... no te importa, no te importa, no te importa… ah, y no te importa — añadió. Amanda notó que Daniel comenzaba a tutearla, por lo que ella no dudaría en tratarlo de igual forma, después de todo aquel joven doctor no debía tener más de veinticinco o algo así. Se puso de pie y una vez más se dirigí a la salida sin despedirse.
— Te sugiero, señorita, que te detengas ahora mismo o veré que esta en mis manos para hacer...— le amenazó en un tono enérgico desde su lugar, Amanda por su parte no estaba dispuesta a seguir escuchando — Porque en realidad, tampoco creo que tu prima este muy contenta de que te saltes las clases... teniendo en cuenta el hecho de que... ¿No eres tú la "oveja negra de las Wilson"?— se río- ¡HEY! — se levantó y cerró la puerta apenas ella logró abrirla— ¡Calma! Empezamos con el pie equivocado ¿No? Soy el doctor James, Daniel James... — se presentó aun sosteniendo la puerta con la palma de su mano, ella parpadeó un par de veces, admitiendo que necesitaba un escarmiento por su comportamiento tan grosero.
— « Todos piensan lo mismo, y tal vez tengan razón, lo soy...»— se dijo así misma.
Se dice que no se puede elegir a la familia. Pero uno escoge sí quiere permanecer junto a ella o no , en el caso de Amanda, era algo difícil, se sentía obligada a estar con los miembros de su disfuncional familia y sí Daniel hablaba, no sólo se enfrentaría a su prima, la directora. Ellas le informarían de aquel comportamiento a Jared a quien Amanda le tenía un respeto casi temiéndole; y tal vez, aquel escándalo , por muy pequeño que éste haya sido, saldría en las portadas de la revista y redes sociales como si fuese el escándalo del año.
«La oveja negra de los Wilson (también llamada la oveja negra de los Dylan) ataca de nuevo» Levanto la mirada y le dedico una sonrisa falsa al doctor.
— Amanda Dylan – se presentó carente de emociones. De pronto se hace un silencio incomodo que se turbaba levemente con la respiración de ambos. A traves del ventanal logró ver como un gran grupo de estudiantes comenzaban a caminar por los alrededores, la hora de clases probablemente se había terminado. Probablemente tuvieran que ir a otras clases, pero para ella, que era su ultima clase del día, significaba libertad. En teoría, los únicos días que eran absolutamente libres eran a partir de los viernes por la noche hasta el domingo, cuando debían acostarse temprano para madrugar el lunes.
— ¿Me puedo ir o seguiré respondiendo su formulario? — preguntó ella en un tono indiferente.
— Está bien, te puedes ir — dijo él apartando su mano de la puerta — ya tengo todo lo que quería saber, Mandy ¿Puedo llamarte Mandy?¿ Verdad? — Le preguntó, con una pequeña sonrisa.
— S í— respondió ella encogiéndose de hombros — así me llaman todos-
— ah ok, y... oye no te preocupes, tú tranquila, no le diré nada a tu prima, y tampoco creo que seas la oveja negra, lo dije por molestar... sabía que ganaría algo de tiempo llamándote así, cada quien es como es ¿no? — explicaba encogiendo sus hombros — pero antes de que te vayas, respóndeme algo, linda— continuó, esta vez en un tono más amable — ¿Puedo invitarte a tomar algo cuando no esté en mi hora de trabajo? — Levanto ambas manos en señal de paz— Solo es una invitación...
No le molestaba ser considerada el punto negro de las Wilson o de los Dylan, estaba acostumbrada a ser la piedra en el zapato y creía que hasta le gustaba, después de todo tenía la esperanza de ser escuchada algún día.
Cuando él alzó las manos, ella ladeó un poco la cabeza al fijarse nuevamente en el tatuaje en su muñeca…
— « vaya, como no imaginarlo, era obvio; dijo que era amigo de Ginny»— se dijo así misma — supongo que estar con alguien de esa tonta agrupación de elite no me hará daño — dijo un tanto burlona al tiempo que se encogía de hombros a modo de respuesta ante la propuesta de Daniel . Sus ojos se volvieron a posar en el tatuaje, una especie de mariposa azul. Era el mismo tatuaje que llevaba sus primas y su madre, en la misma zona del cuerpo, sólo que a diferencia del tatuaje de Daniel, la de éstas mujeres eran de un tono rosado oscuro , en tanto el de su padre , el de su padrastro Jared , eran de color azul. Recordaba también haberla visto en los amigos de sus padres, cuando iban a reunirse en alguna parte. Por supuesto, ella nunca ha ido a esas reuniones, pero si se ha fijado en aquellos tatuajes y la existencia de La sociedad de las Mariposas, pues también debía pertenecer a ella algún día sólo que no sabía cuando, pero tampoco estaba interesada a unirse a ellos
— « ¿Tonta agrupación? Pobre chica, si supiera que es... no diría eso»— pensó Daniel. — Bueno, si no crees que te haga daño...—Le sonrió— Tranquila, ya sabré como ubicarte...— Le guiñó el ojo mientras abría la puerta tomándola desde el pomo — Será divertido— le aseguró.
Él podía imaginarla retorciéndose de placer atada, azotada, mordida... si, podía imaginarla de esa forma... Siendo su esclava, su sumisa, aunque tampoco le molestaría que ella lo dominara con esos ojos tan hermosos y cautivantes.
— bien – dijo Amanda asintiendo una vez mientras salía por la puerta de aquella enfermería aliviada de sentirse libre nuevamente, ella siguió con su antiguo plan de salir del campus.
«De acuerdo, lo admito, no tenia que tratarlo así, pero me urge trepar ese árbol junto a la pared del patio trasero para perderme por horas en aquel laburito»— pensó ella
— Ah ¿Eres prima de Ginny? — Le dijo Daniel, para que sepa que había confianza con ella— Soy un amigo personal suyo... —Le sonrió— y en primer lugar, debe usted calmarse, señorita... Como-se-llame, no puede vivir así de estresada ¿Puedo sugerirle un masaje? — Se burló, pero le dio las aspirinas finalmente.
Amanda lo fulminó con la mirada ante el comentario del masaje — Gracias — dijo ella en un tono seco, luego, se alejó y caminó hasta la puerta.
— ¿A dónde piensa ir con tanta prisa? — preguntó Daniel deteniéndola al hablar. Enseguida hace un ademán para indicarle que tome asiento— Ahora estamos llenando informes por cada estudiante que viene acá... Y además, igual te vas a saltar la clase — Le informó con una sonrisa triunfante— Así que póngase cómoda, le haré algunas preguntas...
Ella lo miró con los ojos entre cerrados mientras volvía acercarse al escritorio, no le importaba en absoluto que aquel doctor de pacotilla fuese amigo de sus primas o del mismísimo papa.
Volvió a fulminar con los ojos pero el corazón le dio un brinco cuando escuchó que debía anotar cada vez que alguien llegaba a ese despacho , de haberlo sabido, simplemente pasaría de largo y se iría. Se cruzo de brazos y piernas cuando se sentó y lo miró fríamente en una postura desafiante.
– ¿Es necesario esto? ¿Y sí sólo hace la vista gorda y yo sigo con mi plan? Así cada uno en paz — sugirió ella
— Es que temo que si te dejo ir en paz, no vuelvas por aquí y no puedo admirar tus bonitas piernas— le aclaró el doctor descaradamente ; enseguida tomó una libreta y un lápiz e hizo como si fuese anotar sus preguntas — Nombre y edad... Estado civil... ¿A dónde quieres ir con tanta prisa, pequeña?— Preguntó el doctor — ¿Te está esperando alguien? — Dejó a un lado la libreta con las preguntas y se dedico simplemente a mirarla— No tienes pinta de haberte saltado la clase solo por gusto...-
— «Oh, así que era eso, se estaba burlando de mí, bien dos podían jugar a este juego.»— pensó ella con una leve sonrisa. Lo miró por un momento mientras jugueteaba con la punta de su cabello y luego rodeó los ojos como pensando en las respuestas — tengo 20 años— dijo contando con los dedos — em... no te importa, no te importa, no te importa… ah, y no te importa — añadió. Amanda notó que Daniel comenzaba a tutearla, por lo que ella no dudaría en tratarlo de igual forma, después de todo aquel joven doctor no debía tener más de veinticinco o algo así. Se puso de pie y una vez más se dirigí a la salida sin despedirse.
— Te sugiero, señorita, que te detengas ahora mismo o veré que esta en mis manos para hacer...— le amenazó en un tono enérgico desde su lugar, Amanda por su parte no estaba dispuesta a seguir escuchando — Porque en realidad, tampoco creo que tu prima este muy contenta de que te saltes las clases... teniendo en cuenta el hecho de que... ¿No eres tú la "oveja negra de las Wilson"?— se río- ¡HEY! — se levantó y cerró la puerta apenas ella logró abrirla— ¡Calma! Empezamos con el pie equivocado ¿No? Soy el doctor James, Daniel James... — se presentó aun sosteniendo la puerta con la palma de su mano, ella parpadeó un par de veces, admitiendo que necesitaba un escarmiento por su comportamiento tan grosero.
— « Todos piensan lo mismo, y tal vez tengan razón, lo soy...»— se dijo así misma.
Se dice que no se puede elegir a la familia. Pero uno escoge sí quiere permanecer junto a ella o no , en el caso de Amanda, era algo difícil, se sentía obligada a estar con los miembros de su disfuncional familia y sí Daniel hablaba, no sólo se enfrentaría a su prima, la directora. Ellas le informarían de aquel comportamiento a Jared a quien Amanda le tenía un respeto casi temiéndole; y tal vez, aquel escándalo , por muy pequeño que éste haya sido, saldría en las portadas de la revista y redes sociales como si fuese el escándalo del año.
«La oveja negra de los Wilson (también llamada la oveja negra de los Dylan) ataca de nuevo» Levanto la mirada y le dedico una sonrisa falsa al doctor.
— Amanda Dylan – se presentó carente de emociones. De pronto se hace un silencio incomodo que se turbaba levemente con la respiración de ambos. A traves del ventanal logró ver como un gran grupo de estudiantes comenzaban a caminar por los alrededores, la hora de clases probablemente se había terminado. Probablemente tuvieran que ir a otras clases, pero para ella, que era su ultima clase del día, significaba libertad. En teoría, los únicos días que eran absolutamente libres eran a partir de los viernes por la noche hasta el domingo, cuando debían acostarse temprano para madrugar el lunes.
— ¿Me puedo ir o seguiré respondiendo su formulario? — preguntó ella en un tono indiferente.
— Está bien, te puedes ir — dijo él apartando su mano de la puerta — ya tengo todo lo que quería saber, Mandy ¿Puedo llamarte Mandy?¿ Verdad? — Le preguntó, con una pequeña sonrisa.
— S í— respondió ella encogiéndose de hombros — así me llaman todos-
— ah ok, y... oye no te preocupes, tú tranquila, no le diré nada a tu prima, y tampoco creo que seas la oveja negra, lo dije por molestar... sabía que ganaría algo de tiempo llamándote así, cada quien es como es ¿no? — explicaba encogiendo sus hombros — pero antes de que te vayas, respóndeme algo, linda— continuó, esta vez en un tono más amable — ¿Puedo invitarte a tomar algo cuando no esté en mi hora de trabajo? — Levanto ambas manos en señal de paz— Solo es una invitación...
No le molestaba ser considerada el punto negro de las Wilson o de los Dylan, estaba acostumbrada a ser la piedra en el zapato y creía que hasta le gustaba, después de todo tenía la esperanza de ser escuchada algún día.
Cuando él alzó las manos, ella ladeó un poco la cabeza al fijarse nuevamente en el tatuaje en su muñeca…
— « vaya, como no imaginarlo, era obvio; dijo que era amigo de Ginny»— se dijo así misma — supongo que estar con alguien de esa tonta agrupación de elite no me hará daño — dijo un tanto burlona al tiempo que se encogía de hombros a modo de respuesta ante la propuesta de Daniel . Sus ojos se volvieron a posar en el tatuaje, una especie de mariposa azul. Era el mismo tatuaje que llevaba sus primas y su madre, en la misma zona del cuerpo, sólo que a diferencia del tatuaje de Daniel, la de éstas mujeres eran de un tono rosado oscuro , en tanto el de su padre , el de su padrastro Jared , eran de color azul. Recordaba también haberla visto en los amigos de sus padres, cuando iban a reunirse en alguna parte. Por supuesto, ella nunca ha ido a esas reuniones, pero si se ha fijado en aquellos tatuajes y la existencia de La sociedad de las Mariposas, pues también debía pertenecer a ella algún día sólo que no sabía cuando, pero tampoco estaba interesada a unirse a ellos
— « ¿Tonta agrupación? Pobre chica, si supiera que es... no diría eso»— pensó Daniel. — Bueno, si no crees que te haga daño...—Le sonrió— Tranquila, ya sabré como ubicarte...— Le guiñó el ojo mientras abría la puerta tomándola desde el pomo — Será divertido— le aseguró.
Él podía imaginarla retorciéndose de placer atada, azotada, mordida... si, podía imaginarla de esa forma... Siendo su esclava, su sumisa, aunque tampoco le molestaría que ella lo dominara con esos ojos tan hermosos y cautivantes.
— bien – dijo Amanda asintiendo una vez mientras salía por la puerta de aquella enfermería aliviada de sentirse libre nuevamente, ella siguió con su antiguo plan de salir del campus.
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